miércoles, 1 de septiembre de 2010

Un año sin ti


El día en que tus ojos se cerraron cesó el canto de los pájaros. Creo que la primavera se enfadó por tu ausencia y ya no quiso volver, y desde entonces oigo el silencio que has dejado, y se me hiela el corazón…

Pero tras casi un año de tu falta ya no te echo tanto de menos. Tu recuerdo no me produce tristeza y cuando creo verte en el rostro de algún desconocido no me da un vuelco el corazón. ¿Y sabes por qué?, por la cantidad de cosas enormes que me has dejado para llenar tu hueco.

Me has dejado tu gran sensibilidad, tu forma de radiografiarme y tu respeto hacia todos los que te rodeaban. Me has dejado esas agradables charlas en la cocina en las que arreglábamos la empresa y el mundo. Me has dejado el divertido recuerdo de mi primer Jumelage y tus marcas del sol. Y, cómo no, esa inolvidable atrevida camiseta de generoso escote ;-). Me has dejado tu gusto por la literatura e incluso me has dejado un libro, ¿recuerdas?, para que lo leyera yo primero y juzgara si era demasiado “de chicas” para ti (nunca te lo devolví y ahora ese libro es mi tesoro…). Me has dejado tu inestimable ayuda con Excel (instrucciones incluidas), tu gran profesionalidad y el enorme placer de haber trabajado contigo. Me has dejado tu admirable fortaleza frente a la horrible batalla que te tocó librar y tus inmensas ganas de vivir. Me has dejado tu actitud enormemente positiva, tu sonrisa permanente y la mirada intensa del que tiene mucho que aportar. Me has dejado tu inagotable capacidad de lucha y el talento de repartir consuelo a los que no tenemos tu valor, incluso desde tu injusta situación. Me has dejado tu ejemplo a seguir, el impulso de avanzar cada día con el objetivo de llegar a parecerme un poquito más a ti y el deseo de, al menos una vez en la vida, ser capaz de dejar en otra persona la misma profunda huella que has impreso tú en mí. Me has dejado una enseñanza de vida, el regalo de tu compañía y el enorme privilegio de haberte cruzado en mi camino durante un breve, pero más que suficiente, periodo de tiempo.

Con todo lo que me has dejado no hay espacio para echarte de menos porque tú lo has llenado todo.

Sólo espero de corazón que alguna vez la vida -o la muerte- me brinde la posibilidad de volver a encontrarme contigo para poder darte las gracias por haberme dejado este gran pedazo de ti, que guardaré para siempre.


A David Sanz, en el primer aniversario de su ausencia.

01/09/2010