martes, 10 de diciembre de 2019

Martes

No me gustan los martes, pero contigo parecen miércoles. Algunos días, si además de tu sonrisa sale el sol, incluso podrían pasar por jueves. Y si no estás, voy a esconderme a ese lugar donde sólo se escuchan las ramas de los árboles meciéndose a merced del viento y donde los pájaros detienen su vuelo. Ese rincón con olor a flores y a recuerdos. Me siento bajo el roble y dejo pasar la vida intentando no pensar en nada, sólo atenta a mi respiración y al corretear de las ardillas. Pero sabes que eso me cuesta mucho. Incluso los martes. Y es que mi mente bulliciosa no entiende de calendarios. Por si acaso siempre llevo conmigo un libro, ya sabes que me ayuda a enfocar la mente. Pero nunca lo abro. Me gusta tenerlo ahí, por si lo necesito, como un plan b. Lo miro, lo acaricio, paso alguna hoja con curiosidad y mimo. Pero luego levanto la vista, respiro hondo y decido que no quiero perdérmelo. No quiero perder ni un instante de esa maravillosa quietud. Mi corazón está en calma. El zumbido de las abejas me adormece. Cierro los ojos y puedo sentir la paz...

No me gustan los martes. Así que siempre que puedo me escondo en mi bosque a esperar que pasen las horas y el sol anuncie la llegada de un nuevo día. Y de tu vuelta a casa.

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